martes, 8 de mayo de 2012

Autores Españoles

AUTORES ESPAÑOLES EN LA HISTRIA DE LA INFORMATICA: 
 Ramón Verea




      
Ramón Silvestre Verea García (la estrada, Pontevedra, 11 de diciembre de 1833 - Buenos Aires, 6 de febrero de 1899). Inventor español.
Estudió en Santiago de Compostela. Emigró a cuba dónde trabajó como maestro y escribió dos novelas, «La cruz de piedra» y «Una mujer con dos maridos». En 1865 se traslada a Nueva York, dónde inventará su máquina de calcular, la primera que realizaba multiplicaciones de forma directa en vez emplear múltiples vueltas de manivela. La oficina de patentes estadounidense le concedió la patente el 10 de septiembre de 1878 (número 207.918), el mismo año en el que ganó una medalla de la Exposición Mundial de Inventos de Cuba.
Su calculadora era una máquina de unos 26 kilos de peso, 14 pulgadas de largo, 12 de ancho y 8 de alto, capaz de sumar, multiplicar y dividir números de nueve cifras, admitiendo hasta seis números en el multiplicador y quince en el producto. La multiplicación la resolvía mediante un método directo basado en un mecanismo patentado por Edmund D. Barbour en 1872, que empleaba un sistema que obtenía valores de una tabla de multiplicar codificada de manera similar al sistema Braille. El aparato podía resolver 698.543.721 x 807.689 en veinte segundos, una velocidad sorprendente para la época. No obstante, Verea no perseguía más que demostrar que los españoles podían inventar igual que los estadounidenses, por lo que su invento sólo dejó huella en la historia de la computación como base para futuras máquinas, como la de Otto Steiger. Su máquina se conserva en los depósitos de la sede central de IBM, en White Plains (Nueva York) formando parte de la colección iniciada en 1930 por el fundador de IBM.
 


 
Leonardo Torres Quevedo:

 
Leonardo Torres Quevedo (Santa Cruz de Iguña (Molledo), Cantabria, 28 de diciembre de 1852 – Madrid, 18 de diciembre de 1936) fue un ingeniero de Caminos, matemático e inventor español de finales del siglo XIX y principios del XX.
Máquinas analógicas de cálculo:
Las máquinas analógicas de cálculo buscan la solución de ecuaciones matemáticas mediante su traslado a fenómenos físicos. Los números se representan por magnitudes físicas, que pueden ser rotaciones de determinados ejes, potenciales, estados eléctricos o electromagnéticos, etcétera. Un proceso matemático se transforma en estas máquinas en un proceso operativo de ciertas magnitudes físicas que conduce a un resultado físico que se corresponde con la solución matemática buscada. El problema matemático se resuelve pues mediante un modelo físico del mismo. Desde mediados del siglo XIX se conocían diversos artilugios de índole mecánica, como integradores, multiplicadores, etc., por no hablar de la máquina analítica de Charles Babbage; en esta tradición se enmarca la obra de Torres Quevedo en esta materia, que se inicia en 1893 con la presentación en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Memoria sobre las máquinas algébraicas. En su tiempo, esto fue considerado como un suceso extraordinario en el curso de la producción científica española. En 1895 presenta la Memoria Sur les machines algébraiques en un Congreso en Burdeos.
 
Posteriormente, en 1900, presentará la Memoria Machines á calculer en la Academia de Ciencias de París. En ellas, examina las analogías matemáticas y físicas que son base del cálculo analógico o de cantidades continuas, y cómo establecer mecánicamente las relaciones entre ellas, expresadas en fórmulas matemáticas. Su estudio incluye variables complejas, y utiliza la escala logarítmica. Desde el punto de vista práctico, muestra que es preciso emplear mecanismos sin fin, tales como discos giratorios, para que las variaciones de las variables sean ilimitadas en ambos sentidos.
En el terreno práctico, Torres Quevedo construyó toda una serie de máquinas analógicas de cálculo, todas ellas de tipo mecánico —una de ellas es El Ajedrecista, presentado en la feria de París de 1914—. En estas máquinas existen ciertos elementos, denominados aritmóforos, que están constituidos por un móvil y un índice que permite leer la cantidad representada para cada posición del mismo. El móvil es un disco o un tambor graduado que gira en torno a su eje. Los desplazamientos angulares son proporcionales a los logaritmos de las magnitudes a representar. Utilizando una diversidad de elementos de este tipo, pone a punto una máquina para resolver ecuaciones algebraicas: resolución de una ecuación de ocho términos, obteniendo sus raíces, incluso las complejas, con una precisión de milésimas. Un componente de dicha máquina era el denominado «husillo sin fin», de gran complejidad mecánica, que permitía expresar mecánicamente la relación y=log(10^x+1), con el objetivo de obtener el logaritmo de una suma como suma de logaritmos. Como se trataba de una máquina analógica, la variable puede recorrer cualquier valor (no sólo valores discretos prefijados). Ante una ecuación polinómica, al girar todas las ruedas representativas de la incógnita, el resultado final va dando los valores de la suma de los términos variables, cuando esta suma coincida con el valor del segundo miembro, la rueda de la incógnita marca una raíz.
Con propósitos de demostración, Torres Quevedo también construyó una máquina para resolver una ecuación de segundo grado con coeficientes complejos, y un integrador. En la actualidad la máquina Torres Quevedo se conserva en el museo de la ETS de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid.



 
Manel Puigbó Rocafort:
 
         
Manel Puigbó Rocafort, nacido en Tarrasa el 31 de agosto de 1931, es profesor, deportista e investigador informático, conocido por ser diseñador del Kentelec 8.
A partir de los años 70 Manel Puigbó diseñó una serie de equipos electrónicos enfocados principalmente a la enseñanza de la electrónica y la informática. Destaca el Kentelec 8, el primer ordenador comercial basado en microprocesador diseñado en España. También diseñó varias calculadoras digitales y analógicas, un corrector automático de exámenes y diversos equipos enfocados al estudio y análisis de circuitos.


 
Mateo Valero Cortés
Se tituló en Ingeniería de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid en 1974, doctorándose por la Universidad Politécnica de Cataluña en 1980. Es profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña desde 1974 y catedrático del Departamento de Arquitectura de Computadores de esa universidad desde 1983. Su investigación abarca diferentes conceptos del mundo de la arquitectura de computadores, disciplina en la que ha publicado más de 400 artículos entre revistas, congresos y libros. Además, tiene amplia experiencia organizando múltiples eventos científicos y académicos.
En 2007 recibió el Premio Eckert-Mauchly de la ACM/IEEE, considerado el más prestigioso en el campo de la arquitectura de computadores, "por su extraordinario liderazgo en la construcción de un centro de investigación en arquitectura de computadores de clase mundial, sus contribuciones originales en las áreas de computación vectorial y multihebra, y por proponer nuevos enfoques en paralelismo a nivel de instrucción". Además, ha sido galardonado con el Premio Rey Jaime I en 1997, el Premio Nacional de Investigación
Julio Rey Pastor en 2001 y el Premio Nacional de Investigación Leonardo Torres Quevedo en 2006.

 






  

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